domingo, 26 de mayo de 2013

Capítulo 7. "Acum la yatala"

Esa misma mañana, cuando nos disponíamos a ir al despacho del director Duarte no había nadie por los grandes pasillos de la escuela. Aquel sitio cuando estaba vacio daba miedo, no era lo que cualquiera llamaría la casa de un ángel. Una vez llegamos al despacho del director y entramos, este nos recibió con una grata sonrisa, y con su voz grave y ronca nos dijo:
-Bueno chicas, ¿qué os trae por aquí?
-Buenos días director, verá, desde hace ya unos días, hablo en sueños, en un idioma que desconozco. Ayer, tuve una pesadilla espeluznante. Y oí una voz que me decía "Acum la yatala".-A Duarte se le pusieron los ojos como platos al oir esto.-Después, bajé a la cocina a por agua pensando que solo era una pesadilla, pero vi esa frase pintada con sangre en la pared.
-"Acum la yatala", viene del idioma de nuestros antepasados, significa, el sacrificio se cumplirá.
-¿Qué sacrificio?, ¿van a matar a Evelin?-Rompí a llorar.-Pensé que era demasiado valiosa para él.
-No, de momento eso no está en sus planes, no se a qué se ha podido referir. Quizá solo quisiera desconcertarte.
-No, tiene que haber algo más.
-Katie... Vamos llegaremos tarde a clase.-Dijo Tania intentando consolarme.
-Si, será mejor que valláis a clase niñas.
Fuimos a clase, y me tiré todo el entrenamiento callada, sin decir ni mú, pero muy concentrada en lo que hacía, Katie me necesitaba y rápido, lo sé, así que acababa de tomar la decisión de ir a buscarla, pero antes necesitaba aprender a volar y a luchar, iba a ser una busqueda dura y llena de obstáculos y lo sabía.
En la hora del almuerzo, estabamos sentados en una mesa Jeremy, Susan, Tania y yo, que aún le daba vueltas a mi plan. Se me debió notar mucho porque Susan no tardó en preguntarme:
-Katie, ¿te ocurre algo?
-Voy a ir a por Evelin.-Contesté muy seria
-¿Qué?
-Lo que oyes, mi amiga me necesita.-Cogí muy de mala uva mi bandeja y me fuí.
Las siguientes dos semanas me las pasé entrenando todo lo que mis musculos me permitían, tenía que aprender a volar, y no disponía de mucho tiempo para ello. A penas hablaba con nadie, ni siquiera con Jeremy, al que solo saludaba en las comidas y en clase. Un día se acerco a mi durante los entrenamientos:
-No te dejaré ir sola. Iré contigo.
-No pienso dejar que corras ese peligro, es mi deber, me lo encargaron a mí, no a tí.
-Me da igual, no te voy a dejar ir sola. Entrenaremos duro e iremos juntos.
-Jeremy si algo te pasase no me lo perdonaria, sería mi culpa por querer venir solo para protegerme.
-Y si algo te pasase a tí, sería la mia, por dejarte ir sola a un sitio así. Déjame acompañarte o me sentiré culpable. -Jeremy se acercó a mi y me retiró el pelo de la cara. Entonces susurró.-Por favor.-Y pude notar su aliento.
-Esta bien-Dije bajito.-Pero, tendrás que entrenar duro.
-Lo prometo, y también te prometo que encontraremos a Evelin y la traeremos sana y salva.
-Gracias.-Jeremy cada vez estaba más cerca de mí, yo cerré los ojos y quise besarle, pero de repente aparecieron Susan y Tania con su traje de guerreras:
-Romeo, Julieta, sentimos interrumpir, pero nos unimos a la fiesta, nosotras tambien vamos.-Gritó Susan.
-Si así que venga, tenemos poco tiempo.
En ese instante me sentí afortunada de tener unos amigos así, eramos un grupo de cuatro ángeles guerreros, dispuestos a luchar contra lo que nos viniese encima.


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