martes, 28 de mayo de 2013

Capítulo 8. "La huida."

Aprender a volar no fue fácil, estuvimos alrededor de unas 7 semanas entrenando muy duro, mañana, tarde y parte de la noche hasta que lo conseguimos, aunque todos juntos se hizo mas ameno.
Todos moviamos las alas ya a una velocidad razonable para poder levitar, pero aun se podía mejorar. El siguiente paso fue aprender a luchar, aunque con las clases diarias de la entrenadora Marela más nuestros entrenamientos extra no fue muy difícil. La verdad, la teníamos muy asombrada. Habíamos avanzado muchísimo en poco tiempo y por ello nos daba clases mucho más duras que a los demás.
Por otra parte, inténtabamos prestar más atención en las clases de la señorita Fini, pues no abríamos mucho los libros de lenguaje, los únicos que solíamos abrir si teníamos tiempo eran los de defensa contra las magias oscuras, la clase del profesor Duarte, y solíamos centrarnos mucho más en la práctica. Como no teníamos mucho tiempo y era muy importante saber defenderse de la magia oscura, cada día, cada uno nos aprendíamos tres hechizos diferentes.
Calculé que estuvimos como unos 4 meses entrenando durísimo y estudiando todo lo que pudimos hasta estar preparados. Recuerdo el día de la partida como si fuera ayer. Habíamos planeado salir por la noche, metimos en las mochilas que nos ibamos a llevar todo lo que creíamos necesario, y cuando comprovamos que toda la academia estaba dormida llevamos a cabo nuestra huída, fue fácil, como he mencionado anteriormente, cada ángel tiene un don, el de Jeremy era el teletransporte, el de Susan era la invisibilidad, y el de Tania la comunicación con la naturaleza. Mi don aún era un misterio, cosa que no nos beneficiaba para nada, ya que el director Duarte me había contado que para encontrar a Evelin tenía que hacer uso de él. Bueno, el caso es que para salir de la academía solo había dos obstáculos, Ellie la cuidadora de pasillos, y la puerta que estaba cerrada, y no supusieron gran problema, para poder bajar hasta la puerta principal donde Jeremy nos esperaba, Susan nos hizo invisibles, y bajamos sin dificultad. Luego para salir por la puerta, Jeremy nos teletransportó y en menos de lo que canta un gallo estabamos fuera de la academía.
En ese mismo instante en que cruzamos la gran verja de los jardines, alguien se acercó a nosotros. Era Richard, el novio de Susan:
-Susan, por favor, no vayas, se como son, os harán pedacitos.
-Richard he tomado una decisión, lo siento, no hay vuelta atrás. Si he de morir, moriré.
-Pero, Susan tú no les conoces. Por favor al menos, déjame ir contigo, no tengo nada que perder.
-No nos vendría mal que viniese.-Afirmó Jeremy, y yo le dí un codazo por meterse donde no le llamaban.
-Tiene razón, me necesitáis, conozco muchos de sus trucos.
-Pero Richard, esto es un asunto que no va contigo... Si te encuentran te matarán.
-Es igual, viviré condenado el resto de mi vida, iré al mismo sitio si me quedo o si voy.
-Pero...
-Ni peros ni nada. No te abandonaré Susan.-La besó.
-Está bien, puedes venir, al final dijo ella. Pero que conste que lo hago porque Jeremy no se sieta marginado entre chicas.
-¡Ehhh!-Se quejó Jeremy.
-Callaté.-Le murmuré yo pellizcándole.
-Bueno y ¿a dónde pensabais ir?-Preguntó Richard.
-Eso es lo que Katie tiene que descubrir.-Afirmó Susan, y sentí que era mi turno, así que intenté buscar en mí ese don que nos llevaría hacía mi amiga.

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